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Pepemillas La Locomotora de Moratalaz

Tres...dos...uno... ¡Ya! Ya comienza un nuevo ciclo

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Pasado el mes de prueba que me prescribió el traumatólogo en mi última cita en el mes de Diciembre, según la cual tenía permiso para iniciar sesiones de no más de media hora, y a la vista de los muchos y buenos momentos que he tenido ocasión de vivir en este breve pero intenso periodo de tiempo, incluido el Ekiden del pasado día 4 de Febrero, hago un repaso de lo que ha sido más o menos este mes.


• He pasado por un mes en el que según como me fuera encontrando, podía hacer de tres a cuatro sesiones semanales de no más de 30 minutos.


• Con más miedo que vergüenza, y con no poca prudencia, comencé por sesiones de 20 minutos y menos. No haciendo más que 3 sesiones la primera semana.


• La segunda subí al escalón de la media hora e intenté hacer cuatro sesiones. Con eso ya no pude. Me mantuve en las 3 sesiones de 30 minutos y no me fue mal


• Entre la segunda y la tercera semana empecé a darle forma al sueño de participar en el Ekiden de San Sebastián de los Reyes – Maratón por relevos -, eligiendo uno de los relevos de 5 kilómetros.


• Creo que en la tercera semana, haciendo estas sesiones siempre sobre terreno blando – tierra -, desterrando por completo el asfalto, fue cuando empecé a soñar de verdad con ese Ekiden, y puse todas mis energías en prestar especial atención a la distancia del 5.000 que tendría que hacer.


• Tomándole el pulso a la distancia, empecé con cronos que rondaban entre 32 y 35 minutos… ¡¡¡Una barbaridad!!! Con eso no podía aspirar a nada en el Ekiden.


• La última prueba que hice, me dio un crono de 30 minutos exactos. Ni un segundo más, ni un segundo menos.


• Los rodajes sin distancia establecida me salían hasta entonces mejor de lo que esperaba, sin excesivo cansancio, sin molestias en el pie - que era lo que más me importaba -, con muy buenas sensaciones y siempre con ganas de hacer más.


• Se me quedaba corta la sesión de 30 minutos pero me mantuve prudente y con la cabeza fría como para no cometer excesos.


• Las dos últimas semanas me permití el lujo de rematar las sesiones con unos minutillos de series de 100 y 200 metros y con cambios de ritmo e incluso una sesión de “algo parecido”, pero nada más que parecido, al fartleck.


• Las buenas sensaciones y el optimismo crecieron dentro de mí a chorros.


• Desde el GGM se me animó a olvidarme de mi tiempo en ese 5.000 y de ir con ellos simplemente a disfrutar del día, del ambiente y de la carrera.


• Así lo hice. Tuve la oportunidad de vivir un día inolvidable. Un día de encuentros saludos y risas con todos los amigos conocidos del grupo de los Novatos, ahora llamados Novatopes, un reencuentro con las caras que más conozco del GGM –Gran Grupo de Moratalaz -, y con los que tantas ganas tenía de reencontrarme por fin.


• Un día ese, en el que aun siendo un día de Competición, lo de menos fue la competencia y en el que lo que más prevaleció fue la amistad y la cordialidad entre tantos y tantos amigos como somos los que compartimos esta bonita sana y “venenosa” afición.


• Hice mi relevo en el que tuve ocasión de pasar por una experiencia nueva para mí. Hasta entonces no sabía lo que era padecer el flato en mitad de una carrera. Jamás me había pasado. Hizo su aparición y me fastidió el último Kilómetro, llegando a plantearme la retirada. Por suerte se me pasó a tiempo teniendo la paciencia de aflojar el ritmo. En realidad es que no pude hacer otra cosa que casi andar bastantes metros. Eso no era ni un trote siquiera. El caso es que me repuse a tiempo de afrontar una última subida en la que la que me sentí llevado en volandas por los amigos que, vistiendo distintas camisetas, mezclados todos en un solo grito y unidos por algo tan diferente de lo que puede ser la rivalidad, me hicieron entrar en una recta final en la que ni el flato me impidió tener la sensación de tener alas en los pies. Me sentí volar…


• Entregado mi relevo al último compañero del equipo, y ya sentado en una silla tratando de recobrar el aliento, miré mi crono. 26:58. Aún no he podido contrastarlo oficialmente, pero me basta para sentirme muy, pero que muy contento con lo hecho.


Conclusión: Es momento de olvidar todo lo pasado y de empezar la segunda fase que me prescribió el traumatólogo. Es hora de mirar al frente y de quitarse los pocos miedos que queden aumentando las sesiones en duración e intensidad. Poco a poco, desde luego, pero constante y paulatinamente sí.


Esta, es una de esas veces en que uno tiene que gritar a pleno pulmón: ¡¡Ha merecido la pena la espera, todo lo malo por lo que he pasado, los muy malos momentos en ocasiones, el esfuerzo por superar las barreras y los obstáculos que en ocasiones he encontrado en el camino…!!


Porque es momento de olvidar, pasar página y abrir los ojos a nuevas expectativas y objetivos y reiniciar una nueva etapa en la que habrá que aprender de los errores cometidos.


Es hora de hablar de rodajes, entreno y planes y no de pruebas y de esperas. Ahora empieza este blog a ser aquello para lo que lo creé.


Saludos.

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