Pepemillas trota de nuevo... La locomotora vuelve a bufar
¡¡Sí!! ¡¡Lo hice!! ¡¡Ayer salí a trotar por primera vez desde hace un año.
La experiencia no ha podido ser más positiva. Indescriptible lo que sentí.
A las caminatas es algo a lo que estoy habituado. Incluso a caminatas muy, muy largas, pero lo de ayer, sabiendo en qué iba a terminar fue especial.
Además ir vestido para la ocasión, con el "uniforme de batalla", me puso la adrenalina por las nubes.
Lo hice como lo tenía planificado.
Ayer estaba nervioso, pero por otros temas. Conviene recordarlo. Hoy me siento el hombre más optimista y completo del mundo...
ASÍ ME FUE AYER...
Primeros 500 metros, a ritmo normal. Todo bien. ¡Faltaría más!
Media vuelta. 500 metros a paso ligero. Muy ligero. Mis gemelos, gritaban al final: "Estamos listos... Adelante..." Estaban a tono.
Y pensé para mí: "¡Adelante! ¡Siempre hacia delante...!"
Y me acordé de tantas cosas... Y de tantos de vosotros...
Sin la más mínima pausa... Ahí estaba mi primera zancada... Primera sensación de volver a cortar el aire con la cara... La excitación era increible.
Después de unas pocas zancadas me di cuenta de lo que estaba haciendo...
¡¡¡Estaba trotando de nuevo!!! Suavecito, muy suavecito... Muy despacio... Tentadoramente tranquilo...
Aunque sin pulsómetro, porque la ocasión no lo requería, estoy seguro de que en las primeras zancadas el pulso no se correspondía con el ritmo que llevaba. Antes de los 100 primeros metros, procuré tranquilizarme y centrarme en lo que estaba haciendo. Intenté controlar el paso no fuera a terminar esprintando como lo hice en la carrera del CSIC (¿TE ACUERDAS, SYLVIE)?
Una ligera presión en la rodilla de la pierna "mala" al principio fue todo lo que noté. Duró poco. El pie, en todo momento, de maravilla. La sensación de ir "arrastrando" la pierna afectada, no apareció en ningún momento. Sentí fuerza por igual en las dos piernas. No hace mucho esto no era así ni cuando practicaba el paso ligero.
Os imagináis lo que pasó cuando terminé los 500 metros previstos, ¿verdad?. Sí, mis piernas pedían más. Mi corazón pedía más, el pie también. Mi cabeza... mi cabeza cedió a la tentación.
Hice otros 500. Fabuloso. Me sentía flotar. ¡Cuántas cosas estaba dejando atrás con cada zancada! Cuántos sinsabores... frustraciones y comeduras de tarro...
Al mismo paso, muy despacito. Concentrado y disfrutando del paisaje. El frío era intenso, pero ya no lo sentía.
Terminé mi ración extra de 500 metros... y me sentía como una moto. Ni el más mínimo agobio ni falta de aire. No contaba con ello. Esperaba terminar
agotado. Estoy seguro de que lo que llevo hecho en la bici ha contribuido a que no sea así.
¡¡¡Fabuloso!!! ¡¡¡Fantástico!!! De regreso a casa, me sentía como un niño con zapatos nuevos. Acalorado, pero contento. Unos 25 minutos de ejercicio en total.
Sí, las piernas me seguían pidiendo más, pero esta vez la cordura de mi cabeza se impuso.
Ahora mismo me siento radiante. Eso sí, he dormido como un bendito.
¡¡Y qué sensación al meterme en la cama...!!
No siento agujetas ni nada parecido. Saldría...
No no lo voy a hacer. Ahora, a cumplir con lo pactado con mi cuerpo.
A esperar al menos tres días a ver qué pasa. A ver cómo responde el pie.
Así es como quería despedir el año. Así. Ni más ni menos.
Y no es poco. Os lo aseguro.
¡¡¡GRACIAS PINTER!!! Sé que lo dices en serio y de corazón.
Va por todos vosotros este mi primer trotecillo.
Que tengáis un buen día.
2 comentarios
Pepemillas -
Siempre atenta... ¡¡Gracias y Feliz Año Nuevo!!
Un beso.
PD: A ver si consigo corregir la redacción del artículo porque este editor nuevo me los destroza y los hace ilegibles.
Ana* -
De verdad que me ha parecido emocionante lo que cuentas, me pongo en tu lugar y me imagino la emoción.
¡ENHORABUENA! Que dure, que dure :-)