Las nubes se fueron, pero el sol no me llega
Hace unos días oí en la radio una canción que decía esto.
Creo que era de Julieta Venegas. Y es que algo así es lo
que me pasa a mí. En vísperas del MAPOMA 2008, no tengo
más remedio que echar la vista atrás y repasar todo lo
pasado hasta aquí.
Un buen resumen sería: Cojo no estoy, pero bien tampoco.
Sé que el pie no marcha. Me permite andar y trabajar,
pero para lo que yo quisiera no me sirve.
Sé que lo peor ya pasó. Y que no quisiera volver a pasarlo
también lo sé. Pero lo que ha quedado no es mejor. Las nubes
se fueron, pero el sol no me llega. No veo los frutos de
tanto sacrificio y de tanto mal rato pasado, sobre todo
por los míos más que por mí mismo.
Echo de menos correr y sentir la brisa chocando en mi cara,
sudar la camiseta en verano, entumecerse las manos y los
labios en invierno, el asfalto deslizándose bajo mis pies
y el peso de los kilómetros trotados en mis piernas.
Echo de menos todo eso.
Y ahí está mi perrilla Noa preguntándome: ¿Qué vas a hacer?.
Esperar la respondo -, esperar Dentro de poco veré al
traumatólogo y será quien aclare las dudas que tengo.
Mientras, esperar y prepararme para asumir lo que tenga
que decirme. Y si es lo que yo creo, prepararme para una
resignación para la que no me siento capacitado.
Ahora, sólo pensar en MAPOMA 2008 y la fiesta que será
reunirme con los amigos que lo van a correr. Hace tanto
que no los veo...
Creo que era de Julieta Venegas. Y es que algo así es lo
que me pasa a mí. En vísperas del MAPOMA 2008, no tengo
más remedio que echar la vista atrás y repasar todo lo
pasado hasta aquí.
Un buen resumen sería: Cojo no estoy, pero bien tampoco.
Sé que el pie no marcha. Me permite andar y trabajar,
pero para lo que yo quisiera no me sirve.
Sé que lo peor ya pasó. Y que no quisiera volver a pasarlo
también lo sé. Pero lo que ha quedado no es mejor. Las nubes
se fueron, pero el sol no me llega. No veo los frutos de
tanto sacrificio y de tanto mal rato pasado, sobre todo
por los míos más que por mí mismo.
Echo de menos correr y sentir la brisa chocando en mi cara,
sudar la camiseta en verano, entumecerse las manos y los
labios en invierno, el asfalto deslizándose bajo mis pies
y el peso de los kilómetros trotados en mis piernas.
Echo de menos todo eso.
Y ahí está mi perrilla Noa preguntándome: ¿Qué vas a hacer?.
Esperar la respondo -, esperar Dentro de poco veré al
traumatólogo y será quien aclare las dudas que tengo.
Mientras, esperar y prepararme para asumir lo que tenga
que decirme. Y si es lo que yo creo, prepararme para una
resignación para la que no me siento capacitado.
Ahora, sólo pensar en MAPOMA 2008 y la fiesta que será
reunirme con los amigos que lo van a correr. Hace tanto
que no los veo...
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